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Esta página es fruto de mi pasión y dedicación por el cine. Cada uno aporta su particular visión y granito de arena a este mundo tan emocionante, entretenido, variado y siempre complicado llamado cine.

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Iron Man 3



Dirección: Shane Black. Género: acción. Reparto: Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow, Ben Kingsley.

Hay un dicho, muy utilizado en este mundo, que dice que “segundas partes nunca fueron buenas”. Con esta actitud, muchos olvidamos estas secuelas para quedarnos con las primeras partes como recuerdo de buena película. La mayoría de segundas partes buscan hacer caja aprovechando el filón y el buen sabor de boca que dejan las primeras partes. Ahora bien, ¿hacemos una exactamente igual a la primera? ¿Para qué la haríamos entonces? ¿No es mejor profundizar y ampliar el guión, y meter más madera, por así decirlo aprovechando que tendremos más presupuesto que el que teníamos en la primera entrega? Esta es el eterno debate sobre las segundas partes que todos conocemos, pero ahora bien… ¿Qué pasa con las terceras partes? ¿Suelen seguir la línea de las segundas o siempre suelen ser mucho mejores?

En la saga Iron Man, está claro que la primera entrega es de largo muchísimo mejor que la segunda. No se le dio tanto bombo como a estas dos últimas, tenía un guión muy sensato, coherente e inteligente y daba la sensación de que se buscaba más hacer una gran película que reflejar fielmente toda la acción, bombitas y peleas propias de los cómics de Marvel en los que se basa la idea. Y gracias a ello, la primera es todo un espectáculo. Claro que, llegó la segunda, y ya fue todo exactamente lo contrario que en la primera; más acción y poca coherencia, nuevos actores y superhéroes mezclados, nuevos malos… Todo seguía una línea que, por cierto, muy bien preparada toda para unirla a la posterior Los Vengadores. Estaba claro que la segunda perseguía más complacer al comic y al amante de la acción que al buen cine. Y se notó mucho.

¿Y esta tercera entrega? Pues nos encontramos a un Iron Man recién salido de Los Vengadores y que, vaya, ahora tiene la dura tarea de seguir con su vida y guión propio. No está, evidentemente, al mismo nivel para tutear a la primera entrega, pero sales con mejor sabor de boca que cuando la primera. Una línea que sigue la película, de manera muy fiel y que consigue mantener, es la risa fácil propiciada por el personaje (a Robert Downey Jr. el papel le viene que ni pintado), con buenos golpes que no te hacen largas las dos horas. Sin embargo, la atracción de escenas con el protagonista y sus Iron Man es algo escasa; domina sobre todo el principio sobre todo y final de la película. El resto, a Tony Stark trotando por el mundo sin traje y buscando acabar con los malos por sí solo.

De guión y contenido, lo justo para no desentonar y pasar de puntillas. Tal vez en momentos se te hace algo pesada, pero en otros momentos de acción y comedia se te hace muy entretenida. El guión y la trama es algo más fantasiosa (vaya con los malos, cómo son) y menos inteligente que la primera parte. Los actores cumplen con lo poco que se les exige, salvo Robert Downey Jr, auténtico alma y dueño de su papel, que parece hecho a su medida.

Para finalizar, película que salva algo la imagen que tanto decepcionó con la segunda entrega en comparación con las buenas expectativas que dejó la primera; aunque evidentemente no se iguala a dicha primera. Muy de superhéroes, mucha acción, con muchísimos golpes de comedia con cada comentario de su protagonista, y buena elección para pasar dos horas agradables que tal vez no sean recordadas para la posteridad. Nosotros seguiremos quedándonos con la primera parte, que parecía inigualable y a este ritmo siempre lo será.

Puntuación 7/10

Django desencadenado


Dirección: Quentin Tarantino. Género: western. Reparto: Jamie Foxx, Leonardo DiCaprio, Christoph Waltz, Samuel L. Jackson, Don Johnson.

Cuando uno se dispone a ver una película de Quentin Tarantino sabe en cierto modo lo que va a ver: una sucesión de diálogos, profundos y con muchos rodeos, con personajes con historia de fondo, y cierta dosis de violencia. Pero siempre una película buena, que si logra engancharte desde el principio te tiene ganado durante toda la película y los minutos que quiera que dure se te hacen cortos.

Tal vez eso ocurra con su última obra, Django desencadenado. Desde el primer momento, la película te mede de lleno en el guión y te pasea por todas sus escenas con una levedad increíble. Una de las características, tal vez a diferencia de otras obras de Tarantino (como los Bastardos) sea el toque humorístico e irónico de muchas de sus escenas. Abandona por momentos el tono serio y profundo de la historia y los diálogos para dar un respiro de carcajada inteligente y muy bien formada, gracias sobre todo a la estupenda interpretación de los actores.

De los actores, qué decir. Hay que saber muy bien adaptar la actuación a un guion de Tarantino. Con cada palabra un gesto, una entonación, una actitud. El personaje es tremendamente expresivo en su faceta y escena. No es por ello de extrañar que sea Christoph Waltz (ya trabajó anteriormente con Tarantino) uno de los que repitan con el director. Sabe, como ya demostró en Malditos Bastardos, interpretar al personaje inventado y modelado de una forma tan característica por Tarantino a la perfección, y en esta ocasión vuelve a recordarnos que tal vez su trabajo es tan meritorio como para ganarse un premio a su actuación. Con respecto a Leonardo DiCaprio, servidor entró al cine pensado cómo puede desenvolverse en una de Tarantino, viendo que en sus películas anteriores la faceta de cada una es distinta pero siempre parecida: un tipo duro, siempre con la misma cara de cabreado o diciendo que voy a  conseguir como sea lo que me proponga. Pero aquí vemos a un DiCaprio muy distinto. Adaptado a la perfección a ese personaje tan peculiar, característico y especial Made In Tarantino. Parece que lleva a gritos durante mucho tiempo pidiendo este papel: el de un hombre sin escrúpulos, altamente controlador y con una alabada labia y entonación en los diálogos. Qué ha sido de ese DiCaprio que corría y actuaba como un chiquillo por la cubierta del Titanic, y que se hacía el fuerte como un chiquillo en Infiltrados u Origen. Ha debido madurar, este personaje le es muy distinto a los anteriores y lo ha bordado a la perfección. Sin embargo, mención especial merece Jamie Foxx. En todas sus películas, su faceta y actuación es la misma: impasible, como si se estudiara el diálogo sin más y lo soltara levantando un poco las cejas. Tal vez Tarantino buscaba ese personaje, pero desentona muchísimo su pésima actuación en comparación con la de los que le rodean. Por último, mención a Samuel L. Jackson, ya curtido en el mundo de Tarantino, que como Christoph Waltz encarna a su personaje tan característico de una manera muy sobresaliente.

Podría decirse que esta es la película más madura de Tarantino. Toca una fibra especialmente muy sensible en América, la esclavitud. Pero lo que diferencia a esta película es que tal vez hace más llevadero el sumergirse en los diálogos y escenas. No abundan aquéllas tan recordadas y tal vez algo cansinas, como la inicial de los Bastardos, aunque tampoco desaparecen; ahí están, y gracias a ese toque inteligente, ese buen hacer de sus actores y esos toques de humor tan oportunos el espectador sabe que pasa de ver una película típica de Tarantino a una película de un Tarantino algo más maduro. Y esa madurez ha consistido en no repetir cansinamente el sello tan característico del director (habla, habla y habla), sino en saber llevarlo, infiltrarlo sin notoriedad en las escenas. Tal vez haya notado que no a todo su público le gusta que los diálogos se alarguen más de lo necesario, cosa que parece plasmar sin perder ese toque de brillantez, humor e inteligencia. Aunque tal vez los más nostálgicos sí que lo echen de menos.

Y para los que están buscando entre estas líneas la palabra “violencia”, muy típica si la película es de Tarantino, aquí viene. Y no he creído oportuno ponerla antes porque es algo que no varía en la filmografía tarantinesca. Al menos, hasta ahora. Sí, amigos, hay violencia. Extrema, en muchos casos, pero la hay. Es de Tarantino, qué esperábamos. Aunque parece que incluso aquí se ve también cierta madurez del director. Se guarda gran parte de la sangría voladora para las escenas finales, donde las Magnums provocan chorros al aire de sangre. Pero podría haberlo hecho peor; muchas escenas se las ahorra de mostrárnoslas, y sencillamente opta por pasar a otro plano mientras nos la enseña mediante nuestros oídos. Aunque vuelvo a recalcar, no desaparece, ahí está, como en todas, pero puede que se contemple un ligero ápice de moderación. Y esto en Tarantino puede ser una notoria noticia. Bastantes malos tragos le han hecho pasar con preguntas puntiagudas sobre este tema a lo largo de su promoción de estas películas. Algunas le han cansado. Por algo será.


Para concluir, nos encontramos ante la que puede ser un punto de inflexión en la filmografía de Tarantino. Diálogos igual de inteligentes y característicos, aunque mucho más amenos. Interpretaciones excelentes, salvo la de Jamie Foxx. Violencia sí, aunque muy concentrada en el tramo final. Toques de humor muy acertados y agradecidos. Y toda una película por delante que te mete de lleno en ella como tal vez no ha hecho ninguna de Tarantino, y que incluso no se te hace tan pesada como tal vez se hagan otras en algunas escenas. Puede que estemos ante la madurez de un director.

Puntuación: 8,5/10